viernes, 12 de noviembre de 2010

MANIFIESTO APRIORÍSTICO CONTRA LAS “NUEVAS REGLAS” ORTOGRÁFICAS DE LA (DIZQUE) REAL ACADEMIA DE LA LENGUA

Ahora sí que no, no es posible tanta aberración. Si bien las lenguas evolucionan no significa que se distorsionen. Evolucionar no es permitir cualquier barbaridad que se justifique únicamente por la flojera o el facilismo.
Quisiera estar solo frente a esas eminencias (pero no sólo con ellas) para darles unos buenos bofetones y aclararles que nunca es lo mismo estar bien solo que sólo bien. Hay que ser muy caradura para “permitir” y declarar correcta la eliminación de esa rayita sobre una vocal que cambia el sentido total de una expresión.
Debemos exigir respeto a un idioma que a lo largo de siglos ha logrado alcanzar cierto grado de claridad, evitando anfibologías y confusiones, tratando de plasmar en letras lo que el pensamiento supone. No debemos permitir, en aras de quién sabe qué, regresar al oscurantismo verbal que supone la eliminación de acentos porque requieren de cierta dosis de reflexión, que no de dificultad.
Permitiendo pisotear una de las lenguas más hermosas, poéticas y eufónicas estamos permitiendo todo, pues todo en la vida es lenguaje y comunicación. Si ya de por sí hay “traición” del pensamiento a su enunciación lingüística, si lo enturbiamos aún más corremos el riesgo de caer en el aislamiento por la falta de entendimiento.
Si no estás de acuerdo con estas aberraciones del lenguaje, únete a este manifiesto con un comentario, manifestando tu opinión.
Quien se calla, acepta, y quien acepta callado es cómplice.

2 comentarios:

  1. Evolución no es lo mismo que mutación. La primera supone un lento proceso de decantación con miras a una posible perfección; la segunda supone una alteración fortuita que puede o no resultar una mejora.

    Si bien tantos años de evolución han dado a la lengua española un grado de precisión muy considerable , ajeno a palabras genéricas y ambigüedades múltiples, la Academia apuesta más por una mutación que creen democrática.

    Sin embargo sabemos que la democracia tampoco es un buen medio para tomar decisiones: nunca habrá otro mejor que el pensamiento claro, lúcido y bien fundamentado en razones de peso.

    Esperemos que se recapacite o que al menos se le quite a la Academia española la gestión del más bello patrimonio con el que contamos.

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  2. Estoy de acuerdo con sus posturas. Todos los idiomas tienen que evolucionar, buscar las formas precisas para expresar lo que se construye en la mente humana.
    La Real Academia ha perdido de vista su función principal: cuidar y observar el correcto uso de la Lengua; y se ha convertido en una productora de diccionarios de usos y costumbres.
    Creo que de seguir este proceso se terminará por aceptar como correcta la forma en la que los niños y adolescentes actuales escriben, es decir, sin la más mínima idea de las reglas ortográficas, lo que a mi parecer es preocupante.

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