martes, 2 de junio de 2009

RESCATAR LA TRISTEZA

No me siento bien. Lo que me hace sentir peor es que haya palabras que sean secuestradas por el desprestigio y entonces lo que refieren se rozan con lo desprestigiado. Pondré un ejemplo para que quede más claro el revoltijo anterior:
La palabra "emo" se ha vuelto... cómo decirlo sin herir susceptibilidades y siendo políticamente correcto... ahora debe estar uno muy pendiente de lo que diga, aun de chiste, porque inmediatamente puede ser acusado por el dedo flamígero de los guardianes de lo bien dicho... cualquier cosa que se diga puede ser usada para demostrar que uno es machista, xenófobo, homofóbico, discriminador, ególatra, feminista, contradictorio, antiecologista, tercermundista mental, intolerante, surrealista, antidiurético y aries con ascendente en sagitario... cuidado con lo que diga... cuidado... bueno, "emo" es una palabra con poco prestigio y que suele utilizarse, incluso, como insulto... ("no inventes, no seas emo")... lo más malo de esto es que pareciera que los emos se autoadjudicaron el concepto o la idea o el sentimiento de tristeza... quizá no los emos mismos, pero su melodramática y, en un 99.3%, fingida melancolía ha ocasionado que la tristeza se relacione primeramente con ellos... hoy me siento triste en verdad... con una tristeza que raya en las ganas de negar toda realidad pasada y presente... una tristeza que necesita como contrapeso a la razón porque no hay alegría que la limite, sólo el raciocinio ayuda un poco... una tristeza que ocupa un lugar en el espacio de mí y pesa y cansa... una tristeza que se percibe por los sentidos y que invita a aullar a los perros... una tristeza vieja y conocida... es una tristeza que ningún emo conoce ni podría conocer porque es de adentro a afuera y no al revés y que no necesita demostrarse con gesto inconsolable o ropas oscuras y daños superficiales... una tristeza para uno mismo, que no se comparte... hay que rescatar nuestro derecho a estar tristes.

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