jueves, 13 de agosto de 2009

¿QUÉ COSA ES UN ESCRITOR? TOMA 2

Un escritor no es el que escribe. Ése es un escribano. El que escribe para vender es un mercachifle, un oportunista de la buena voluntad; pero no tenemos que confundirlo con el que escribe y, por calidad, le compran. Es sutil la diferencia pero es todo: el que escribe sintiendo y pensando y como resultado su trabajo es solicitado para ser adquirido, es escritor. El que escribe teniendo como objetivo único y meta vender, es un lenón de las ideas.

Tal pareciera ser una verdad inobjetable, pero ¿en verdad es tan drástica la diferencia entre el escritor y el vendedor de letras? ¿Están peleadas la economía y la buena literatura? ¿No puede un excelente escritor tener en mente vender lo que escribe? ¿Debe persistir la romántica idea de que el arte debe tener una barrera que lo aísle completamente del dinero cochino y marrano y puerco?

Cuestiones difíciles de responder a la ligera y peor aún cuando todavía no acordamos lo que es un escritor.

El otro día me encontré un blog en el cual el sujeto se autonombra como “escritor” y en su espacio sólo escribía temas de “la vida es hermosa”, “tú puedes”, en fin, toda esa temática tan sencillamente abordable y que hace que quienes las escriban se crean Og Mandino, Miguel Ángel Cornejo o Arjona (no importa el orden, son pésimos todos). Intenté leer algunas de sus entradas, pero no, puras palabras de autoayuda y, más espantoso y espantable, tenía comentarios de gente que decía “qué bonitas palabras dices” y cosas por el estilo. Entonces caí en la cuenta de que si el 85% del mundo se pusiera de acuerdo y dijeran que esas palabras “bonitas” son literatura, ganarían por consenso; es decir, resulta, entonces, que la literatura es un acuerdo social, que el arte todo lo es y que entonces hablar de literatura es hablar de convencionalismos.

Luego le seguimos.

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