martes, 31 de marzo de 2009

"Hace un montón de tiempo que no escribo en este espacio." Esta frase es un buen ejemplo de cómo disfrazar la verdad o cómo decirla a medias o cómo semimentir o cómo dar información parcialmente descremada.

Es cierto que ya hace bastante tiempo que no dejo algo nuevo en este blog, pero la frase de la entrada es falsa porque nunca he escrito directamente, todos son textos antiguos o escritos que primero hago en otro lado y después los copio y los pego aquí; es decir, nunca he escrito en este espacio en el que, ahora sí, estoy escribiendo.

Siendo sinceros: si los demás textos han sido aburridos, difíciles de terminar de leer, absurdos o intrascendentes, éste es el peor de todos, así que daré unos segundos para que disimuladamente cierren esto que ni nombre tiene (...) (la la la la la laaaa), listo, puedo seguir diciendo una serie de sinceridades que de tan sincerotas, no importan a nadie.

He estado pensando un montón de cosas acerca del "nuevo" lenguaje electrónico (¿se podrá llamar así a lo que estoy pensando?), acerca de la sociología de los celulares y de las palabras que deberían llevarse el premio a la mejor palabra jamás escuchada.

Sí, eso pienso... esto es aburrido hasta para mí... ya no sé ni qué decir... era puro pesar de conciencia por no tener un texto nuevo, así que ya nadie me podrá acusar y podré volver a ser admitido en la constelación de los-que-sí-actualizan-su-blog-con-temas-interesantísimos-y-de-utilidad-pública, me renovarán la membresía y diré con voz profunda y mirada inexpugnable: no has visto mi blog: tiene un texto nuevo.

Ya.

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